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Mostrando entradas de julio, 2015

Consideraciones.

"Inclinado en las tardes tiro mis tristes redes a tus ojos oceánicos."-Pablo Neruda. Ayer vi una película de madrugada. "Blue is the warmest colour". Significa que el azul es el color más cálido. Mecánicamente, he abierto un cuaderno, de más de un lustro, por el borde azul mar. Sin ton ni son. Y escribo. Sin ton ni son. Ese no es el caso. Tengo el máster de irme por las ramas con sandeces.        Corrijo. Todo lo que tengo que decir son majaderías ordenadas poéticamente de indoloro a un pleno de bolos en las vísceras *. Atención:     Hay una situación más bien precaria de caricias. Estoy de acuerdo con Rayden; el beso tendría que valer como divisa. Es hora de desdibujar miedos y fronteras en corazas ajenas. Bailar en bragas. Calarse de gotas el pelo enredado. Leer, sentir, mantener. Cortejar a las alturas con los pies en el asfalto y una lista de precauciones en el bolsillo. Quitarse de encima el petróleo de las excusas. Hacer, deshacer, creer.

Pasión grisácea.

Tu amor es como hacer las maletas después de marcharse sin haber estado.                    O peor, sin haber sido. No fueron mis ojos los que provocaron el desastre. Los tuyos fulminan aunque mire por el rabillo del izquierdo. Aclaro esto. Que te fulminen es ser vencido cuando te vistes con todas las de ganar. No me enamoré de unos ojos. Supongo que me vició perder todas las batallas cada vez que volvía a asegurar con el rabillo izquierdo que no me mirabas. No te posas en mi tez y me consumes la valentía sin contacto. Hay que esmerarse para explicarlo. Parece que te vas sin quedarte. Te asemejas a los individuos que sumergen los pies en la orilla sin bañarse. Me marchitas las entrañas más que cuarenta otoños en cadena. Florezco sin que sea primavera durante tres minutos y medio para volver a morir. Y que revivas mi aorta . Me has convertido en una flor asimétrica a prueba de (tus) balas.

A(f/d)ic(c)ión.

Voy a ser concisa. ›Nací en noviembre, el día catorce, en un burruño de sábanas blancas y olor a maternidad. ¿Ya me he descrito? ›Odio la vida y también la amo y me ato a ella como pez al mar. ›Tengo dos Nerudas, un disco digital, una figurilla de la Torre Eiffel y un cactus de ganchillo. ›El desamor ha mojado de distancia los cuerpos, mi buena suerte y las ganas. ›No tengo canción favorita, ni bailo el agua ni bailo a alguien ni alguien me baila. ›Me gustan las letras, no soy poetisa, no sé rimar y aún así planto versos (malos).         Rectifico: ›Me buscan las letras, me obligan a recrearme, tengo mono de abstinencia por lo que planto versos (malos). La prosa me toca el pelo para que acaricie letra a letra todos sus recodos. Soy una mandada (por desgracia). Maldita escritura que, en vez de coser, despedaza. No sé de dónde salen las heridas. Soy experta en abrir boquetes. Seguro. Subo por una escalera de peldaños como cornisas que dan al fracaso. To

Traumas de la infancia.

La niña que odia septiembre tiene los ojos rasgados, ojeras desbocadas, una nariz que respira tóxico y unos pulmones anticuados. Unos oídos llamados Ruido que darían por Silencio cuarenta orgasmos en una noche de nostalgia. Una boca que rompe el hielo de los ascensores (claustrofóbicos) derritiendolo con la lengua. Un pelo con mechas marchitas que quieren ser esa nube en la que interpretar quinientas tres formas.     De corazones a unicornios pasando por leones de escaparate. Huesos punzantes.    El corazón en el puño, destripado.    Cosido mientras se destripa. Lunares que se resumen en lujuria para quien cuenta de diez en diez y llena de cálculo mental hasta sus calcetines. ------------------------------------------------------------------- No sé si la ocasión lo merece. La tinta abriga mis letras. He elegido que así sea usando bolis Bic ajenos y un bloc de notas destartalado. Cuanto más esperas a que llegue la ocasión perfecta , más oportunidades desaprove

A almas perdidas como tú.

Quiero alojarme un rato en tu dolor y abrazarlo. No me importan las consecuencias de tanto atrevimiento. Hace tiempo que el sonido a disparo no me asusta. Los golpes en seco caen en húmedo. Abrazarlo y abrazarte. Sé que no me dejas más de dos segundos. Te abruman los roces y los susurros en el oído. Siempre tan tuya. Un. Dos. Dejo el contacto sin que me lo pidas. Dos horas de explicaciones, daño y vasos. Tu sinceridad te convierte en un libro al que solo le quedan las hojas en blanco. Las cuerdas vocales explotan con tanto capítulo. Abro la llave de contacto de tu alma. Nunca has sido fácil, y me encanta, así que me quedo en el umbral de tus entrañas. Entrar de sopetón con un vuelo directo haría aflorar tu desconfianza. Te hablo sin emitir palabras altas y asquerosamente desagradables. "Limitarse es cercar posibilidades de ser o estar. Arrinconar contra el gotelé . Enjaular. ¿Entiendes? A veces lo mejor es prender con gasolina la zona de confort. Afilar un cuchillo y que l

Soledad es una dama.

Madrugada temprana. Miércoles o jueves. Noto como las aspas del ventilador abrigan de aire las rendijas de mi pijama. Verbena de mosquitos puñeteros. Una foto en blanco y negro me mira dentro de un marco. Yo, por mi parte, no encuentro un sitio fijo en el que apoyar la mirada. Barro con los ojos los vértices del blanco techo deprisa. En vez de escribir, o moldear tormentos, tendría que estar durmiendo. Los besos rancios, los portazos y las cartas sin remitente me rompen las arterias. Tanta ida y venida sin hogar. Tanta gente que se percata y cruza los brazos. Tantos paseos de mi confusión por las aceras.  Madrugada avanzada. Sin proponérmelo puedo ser un poco lunática. A intervalos ideo torniquetes de esperanzas. Otras prefiero desdibujar mi salvación. Reconciliarme con el desastre.  Lleno hojas y ninguna me llena a mí. Cuento mi vida a retazos. Levanto fortalezas de palabras para derribarlas a base de puñetazos de inconformismo. Una dama pálida con corona de flores exóticas se ace