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Mostrando entradas de abril, 2016

Prisas

Ayer la lluvia invadió con violencia las calles de Madrid. Hoy he conseguido otear alguna que otra gota y he sacado de la manga un verdusco paraguas sin gracia. A mí, sin embargo, me invade el nerviosismo con la misma violencia con la que la borrasca se abría paso entre las aceras. Soy inercia o un saco de nervios tan desaliñado que quemo. No, no dejéis que la pasividad os atropelle. No confiéis en su mirada pura e inocente. A fin de cuentas es una víbora (y yo el blanco más fácil del siglo). Escribir es palparte los boquetes con el dedo índice y escupir el tormento. En mi caso, claro. Es salvavidas, pozo y tachones. No pretendo nada. Son las palabras las que me buscan mientras yo intento concentrarme en mi maraña de quehaceres. Y siempre, siempre ganan. Chillan en mi tímpano que desean ser plasmadas; yo las lanzo contra el papel sin apenas pensar. Lo recalco. No lo busco. Surge. Hablo de la misma química que nace entre los dos típicos enamorados que se topan por primera vez