Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de 2017

Mi pájaro

“Se olvida pronto, se olvida el sudor tantas noches, la nerviosa ansiedad que amarga el mejor logro llevándonos a él de antemano rendidos sin más que ese vacío de llegar, la indiferencia extraña de lo que ya está hecho."- Gil de Biedma. Me he bañado en arcilla de rassoul y coco y, al rato, la pena ha anidado en mi garganta. Las ramas han herido con violencia a mi pájaro azul, instigándole a pronunciar aturdidas sílabas. Inevitablemente me he acordado de Bukowski: "hay un pájaro azul en mi corazón que quiere salir pero soy duro con él, le digo quédate ahí abajo, ¿es que quieres montarme un lío? ¿es que quieres fastidiar mis obras? ¿es que quieres que se hundan las ventas de mis libros en Europa?" Mi pájaro ha cedido. Se ha manifestado con un grito ahogado a la hora de comer carne guisada. Me saturo dentro de mi pellejo. No soy capaz de analizar, pensar, objetar nada al respecto. Más que felicidad quiero ser la calma de las olas. Olas libres y es

Soliloquio I

No sé muy bien qué decir. No confío mucho en mis habilidades, por desgracia. Recalco que esto no es para captar la benevolencia de mi público inexistente antes de empezar el discurso. Creo que los pensamientos insanos son muy diestros y se escapan de la caja que les contiene para trepar por cada territorio vetado. No cabe duda de que son enredaderas que te oprimen la faringe, la laringe, el pecho, la cabeza o incluso el estómago. No, no sé ni de biología ni de inteligencia emocional para principiantes. Puedo justificar mi respuesta: soy de letras y bebo de dos macabros sentimientos; la apatía y el interés desbordante. O, lo que es lo mismo, la desaliñada indiferencia y las ilusiones contraproducentes. A veces, no entiendo ni soporto nada y doy a luz al odio. Sin embargo, no todo es tan dramático como parece. Resulta que estoy tocando el amor con los dedos y aún no me acostumbro a su meloso tacto. Lo confieso. Soy feliz, sí, pero, alguna que otra vez, mi cuerpo no es vehículo sin

Espontaneidad descarada

No vais a ser vosotros los que... A ver, no, no me vais a encasquetar un yugo de imposiciones que no me representan. No voy a limar los vértices de mi molde hasta que su forma varíe. Ni os obsequiaré con ese proceso de metamorfosis. No voy a seguirle el juego a víboras que tratan de encaramarse a hombros ajenos para subir, así, despacito, a tus sesos. Que no. Que no es mi culpa que no tengáis unas mejores vistas, ni vida, ni un proyecto de vida, ni nada que se le parezca. Me quiero libre, me quiero entera y me quiero mía. Prefiero no ser partícipe de sornas injustificadas, críticas, ignorancia y cuchicheos que apestan a jugos gástricos. Algunos sois una especie de bucle de cosas que dan pereza y que no me preocupo por descifrar. Pertenecéis a círculos de cromañones, de hedor tradicionalista, de mentes con polvo y sin flujo sanguíneo. Hoy me he acordado de Isabel. Cuando miro a la mamá de mi madre a los ojos ya no sabe cómo me llamo, ya no distingue si soy su nieta o su madre. S