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Mostrando entradas de agosto, 2017

Soliloquio I

No sé muy bien qué decir. No confío mucho en mis habilidades, por desgracia. Recalco que esto no es para captar la benevolencia de mi público inexistente antes de empezar el discurso. Creo que los pensamientos insanos son muy diestros y se escapan de la caja que les contiene para trepar por cada territorio vetado. No cabe duda de que son enredaderas que te oprimen la faringe, la laringe, el pecho, la cabeza o incluso el estómago. No, no sé ni de biología ni de inteligencia emocional para principiantes. Puedo justificar mi respuesta: soy de letras y bebo de dos macabros sentimientos; la apatía y el interés desbordante. O, lo que es lo mismo, la desaliñada indiferencia y las ilusiones contraproducentes. A veces, no entiendo ni soporto nada y doy a luz al odio. Sin embargo, no todo es tan dramático como parece. Resulta que estoy tocando el amor con los dedos y aún no me acostumbro a su meloso tacto. Lo confieso. Soy feliz, sí, pero, alguna que otra vez, mi cuerpo no es vehículo sin