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"Paradoja"

quiero hablar a todos de ti que tu nombre haga suyo el espacio y sepan entonces quién es esa mujer magnética y sencilla que a veces habita mi cuerpo. y también tengo la urgencia de ocultarlo todo con egoísmo y torpeza permitiendo acaso el susurro quedo de las letras por las que te llaman en un vago intento de que sepan que tu sendero sacudió el mío circunstancialmente y así el aire no contamina tu imagen de puro óxido y las palabras, siempre huecas y mundanas, no se equivocan al plasmar la esencia de la creación: sin dios ni leyes ni intérpretes ni visitas   levantándose a nuestro alrededor colosal.

algo amenaza el mundo

algo amenaza con devorar el mundo desdibuja a los seres de sus techos, amores y sueños de sus mascotas, ocio y dolores y los lanza a un espacio blanco, tranquilo y desesperante lejos de los símbolos, códigos y   fe lejos, en definitiva, de los mecanismos que anudan a los humanos a una realidad que intentan hacer suya nada es nuestro ni la economía ni las personas ni la casa que se alza junto al mar no soportamos la fragilidad de ser fugaces no poseer la savia que recorre el fondo de la tierra no poder atrapar animales y árboles como si fuesen manzanas que todo exista sin nosotros entiendo tu angustia, íntima y universal porque los años eclipsan lo que parecía nítido y entonces cuestionas techos, dolores y fe y amores y ocio y códigos y   qué sé yo qué más y te confieso que sueño, día a día, con una trascendencia que los dioses no me otorgan nadando por este plano físico y mortal por esta pecera que expando infinita hacia el sol y me da ig

El perdón

Érase una vez la historia de un perdón. Elaboré yo misma un bálsamo con el que despojarme de la frustración. Creo zambullirme en él para alejar de mi alma los desenlaces fatales. Por la espina dorsal asciende un rayo que enmudece mis sentidos y me perdona. No es misticismo. Conecto con la piel que recubre el hueso -mi hueso- y no soy tan ajena. Repaso mi silueta en el espejo y todas mis partes entran en comunión en una trinchera sin armas. No corren ríos de sangre. Desaparecen las hojas afiladas. En la historia de un perdón, tu agarre ya no me domina porque te arrebato el poder que crees tener. Y me doy cuenta de que somos iguales. Tú, yo y cualquiera. Si te dejo escalar, solo tratas de acariciar tu inexplicable ambición en la cima del pedestal. Pero aunque lo logres -aunque tu utopía parezca materializarse en mi cuerpo- está en mí mirarte de frente y no a los tobillos. No eres nada de eso. Se diluye tu autoridad en el momento en el que no acato ninguna de tus estúpidas reglas.

Piel con piel

Sueño con pieles incorpóreas y lejanas. Con la fusión de cuerpos que encajan sin protocolos. La brecha de un desajuste me aleja de todo lo que no controlo. Realizo un esquema paso a paso como limando mis asperezas. Planifico mis impulsos. Domo cualquier rebelde desliz. Oteo pieles desnudas desde la distancia. Un raciocinio imperdonable me colapsa. No sé qué es la pasión. Parezco Cortés, el estratega, en la América de la abundancia. Te acercas y esperas algo de mí y, no sé, en realidad, qué puedo darte. ¿Qué es lo que buscas? Salgamos de aquí. Huyamos de la herida burbujeante. No dejes que me pise los talones. ¿Cómo es la anarquía de cuerpos que juegan a encontrarse? ¿Cómo alguien se emborracha de deseo? Léeme un cuento mientras purifico mis entrañas. No dejes de hacerlo. Quédate cuando me tire en el colchón con la frustración en las venas. Cuando la voz se pierda en el aire y me amurallen fachadas invisibles. Quédate si una ansiedad me estrangula. Si un miedo irreconocible,

Babilonia

No rebases la línea desdibujada que separa cuerpo y cuerpo si no quieres ser otro experimento macabro más. Cantaré como una amenazante sirena en su bahía de lagunas. Querré pieles frescas, nuevos aromas. La causa incausable de mi maldad no será otra que mis carencias y mis malas gestiones emocionales. Mis ojos no abrasarán de deseo. Acaso parecerá que te miro maravillada y que tú eres la esplendorosa muralla de Babilonia elevandote frente a mí. Mi óptica se distorsionará y creeré, o me obligaré a creer, que te necesito para abrigar mi periferia y mi sangre con adobe pulido, con adobe benevolente. Con aquel que emana de tus tripas. No soy capaz de amarte. Caeré en dolorosas dudas y me compadeceré de ti como perro abandonado. Seré Penélope, tejiendo y destejiendo un entramado de exculpaciones para que me perdones, o mejor, para limpiarme de pecados. La imagen mental que creía que te retrataba no es otra que Pompeya. No soy capaz de amarte. Querrás un beso y mi lengua de fueg

Mi pájaro

“Se olvida pronto, se olvida el sudor tantas noches, la nerviosa ansiedad que amarga el mejor logro llevándonos a él de antemano rendidos sin más que ese vacío de llegar, la indiferencia extraña de lo que ya está hecho."- Gil de Biedma. Me he bañado en arcilla de rassoul y coco y, al rato, la pena ha anidado en mi garganta. Las ramas han herido con violencia a mi pájaro azul, instigándole a pronunciar aturdidas sílabas. Inevitablemente me he acordado de Bukowski: "hay un pájaro azul en mi corazón que quiere salir pero soy duro con él, le digo quédate ahí abajo, ¿es que quieres montarme un lío? ¿es que quieres fastidiar mis obras? ¿es que quieres que se hundan las ventas de mis libros en Europa?" Mi pájaro ha cedido. Se ha manifestado con un grito ahogado a la hora de comer carne guisada. Me saturo dentro de mi pellejo. No soy capaz de analizar, pensar, objetar nada al respecto. Más que felicidad quiero ser la calma de las olas. Olas libres y es

Soliloquio I

No sé muy bien qué decir. No confío mucho en mis habilidades, por desgracia. Recalco que esto no es para captar la benevolencia de mi público inexistente antes de empezar el discurso. Creo que los pensamientos insanos son muy diestros y se escapan de la caja que les contiene para trepar por cada territorio vetado. No cabe duda de que son enredaderas que te oprimen la faringe, la laringe, el pecho, la cabeza o incluso el estómago. No, no sé ni de biología ni de inteligencia emocional para principiantes. Puedo justificar mi respuesta: soy de letras y bebo de dos macabros sentimientos; la apatía y el interés desbordante. O, lo que es lo mismo, la desaliñada indiferencia y las ilusiones contraproducentes. A veces, no entiendo ni soporto nada y doy a luz al odio. Sin embargo, no todo es tan dramático como parece. Resulta que estoy tocando el amor con los dedos y aún no me acostumbro a su meloso tacto. Lo confieso. Soy feliz, sí, pero, alguna que otra vez, mi cuerpo no es vehículo sin