"Solo me queda la ceniza. Nada. Absuelto de las máscaras que he sido, seré en la muerte mi total olvido."-Jorge Luis Borges. El escandaloso viento te paraliza el cuello. Rebates el uso de guantes y tus nudillos lloran sangre seca. El pelo se descoloca con rebeldía de su sitio. Te hundes en una monotonía trastornada, tangible y abrumadora. Existencia superflua. Cutre contingencia. Levantas una montaña de libretas estampadas y vírgenes. No encuentras un signo, una señal, tampoco un libro que te cautive. Se acumulan antologías de poemas sueltos. Libros de posguerra olvidados, angustiosos, solitarios. Solitaria de ti. Qué bien se te da deslizarte entre las sábanas con los ojos cerrados y las venas marcadas. Qué bien se te da buscar en sitios que no albergan absolutamente nada. Eres indómita. No eres la lolita de papel de nadie. Escribes por impulso. No buscas concordancia. Ni sentimiento. Ni sentido. No buscas nada. La vida es ...