algo amenaza con devorar el mundo
desdibuja a los seres de sus techos, amores y sueños
de sus mascotas, ocio y dolores
y los lanza a un espacio blanco, tranquilo y desesperante
lejos de los símbolos, códigos y fe
lejos, en definitiva, de los mecanismos que anudan a los humanos
a una realidad que intentan hacer suya
nada es nuestro
ni la economía ni las personas ni la casa que se alza junto
al mar
no soportamos la fragilidad de ser fugaces
no poseer la savia que recorre el fondo de la tierra
no poder atrapar animales y árboles como si fuesen manzanas
que todo exista sin nosotros
entiendo tu angustia, íntima y universal
porque los años eclipsan lo que parecía nítido
y entonces cuestionas techos, dolores y fe
y amores y ocio y códigos
y qué sé yo qué más
y te confieso que sueño, día a día, con una trascendencia
que los dioses no me otorgan
nadando por este plano físico y
mortal
por esta pecera que expando infinita
hacia el sol
y me da igual no saber de nada si hay
verdad en las imágenes, los verbos y las sillas
en los tejados, los libros y los
escalones
si hay una irremediable certeza
oculta en las manzanas.
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