Tengo ganas de saborear el riesgo con un cuerpo de papel reciclado. Que la lluvia abra surcos entre mis piernas y las curvas descompensen mi peso sin llegar al estrépito fatal. A la primera debo salir ilesa. Sino la estampa de la trama se quedaría a medio imprimir. Hay tiempo de sobra que perder en prólogos-llenos de nada que contar-y firmas con una pluma anticuada hasta que la tinta traspase memorias. No, cielo, no, hoy no es el día. No te fijes en el ruido de los trenes. Mucho menos en cómo su velocidad te alborota el pelo. Cruza por un puente de aire, sin pensar, desmelenada, ya sabes, loca de atar, rápido, se acerca, el arcén está a un brinco. Somos pájaros ciegos con ímpetu en las alas. Tentar con un trance irreversible para encontrar la manera menos devastadora de arriesgar no es lo idóneo. Y qué h...