Aborrezco esas despedidas sin tiempo para decir algo más que un "hasta luego". Cuatro sílabas que acaban significando un punto y final, tiran el tiempo invertido por la borda y esconden las manos. Colocan el amor caducado en un paréntesis que no se deshace ni a golpes. No te devuelven lo vivido. Matizo; te roban lo vivido y elaboran esculturas de recuerdos. Da igual que tengas agallas suficientes cómo para sermonear al cielo. O que rabies porque echas en falta abrazos pasados sin que los ahogue el destino en una bañera. Podemos arrancar flores, quemar papeles de colores, reventar cristales y echar un duelo a lo que deseas que sea y no es. Lo que cuesta es ganar.