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Adiós.

Aborrezco esas despedidas
sin tiempo
para decir algo más que un "hasta luego".

Cuatro sílabas
que acaban significando un punto y final,
tiran el tiempo invertido por la borda
y esconden las manos.
Colocan el amor caducado
en un paréntesis
que no se deshace ni a golpes.
No te devuelven lo vivido.
Matizo;
te roban lo vivido
y elaboran esculturas de recuerdos.

Da igual
que tengas agallas suficientes
cómo para sermonear al cielo.
O que rabies
porque echas en falta abrazos pasados
sin que los ahogue el destino en una bañera.

Podemos arrancar flores,
quemar papeles de colores,
reventar cristales
y echar un duelo
a lo que deseas que sea y no es.
Lo que cuesta es ganar.

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