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Enfermo de amor como diagnóstico.

No quiero quedarme olvidado 
como los libros de lectura obligatoria,
como las acomodadas habitaciones de invitados
al no recibir visitas,
como las noticias que dejaron de causar furor mediático
tras dos semanas de éxito,
o las loterías que no tocaron.
Como la botella de ginebra 
al conseguir emborracharme
para que no seas tú 
la figura que domine mis pensamientos,
como las películas de vaqueros
que mi abuela insistía en dejar
cuando el cielo lloraba gotas insípidas,
y los cromos y canicas que se intercambiaban
en mis tiempos.
Como los abrazos que no nos dimos
y que serían el antídoto de mi desastre,
lo que no te dije
para evitar puñales como respuestas
o lastimar un solo centímetro de tu cuerpo
con el que me conformaría
para recorrerlo 
una y otra vez
si la soledad aprieta,
o la Luna quiere ser la reina de la noche
dejándote a ti de lado.
Como mis viajes por miles de camas
hasta que encontré a mi Caperucita de cuento
que eres tú
la misma que me hace creer que yo soy el lobo
causante de tus estropicios.
Como todo aquello que te llevaste de mí
para dejarme loco y solo
sin que me importe
escribiendo desgracias
dedicándote canciones

sobretodo 
que me dejes sin ti.

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