Me he quedado anestesiada. Todo gira y yo giro marcandome un vals de dudas. Ni una decepción consigue ser tan gélida como para que sienta un ardor y los deseos no me hacen arder. Los amores exprés de telenovela se pueden ir por la puerta grande. ¡Buen día se ha quedado! ¿Y los nervios? Se habrán cogido un billete para apoderarse del primer alma que se retuerza junto al Muro de Berlín. Debería brindar por el esfuerzo, traficar con mis objetivos, controlar placeres, escoltar lo que soy. Sin embargo me he quedado dando pasos en falso desde abril del año de la tos. Parecen querer robar mis ilusiones para venderlas a un euro en un mercadillo. Que mis ganas se vayan a la vez que cae al suelo la minifalda de una prostituta. Colorear con veneno mis grises para que parezcan bonitos.
Y no.
Yo quiero ser.
Y quiero todos y cada uno de mis grises alineados.
Y ya de paso pizza, por favor.
Y no.
Yo quiero ser.
Y quiero todos y cada uno de mis grises alineados.
Y ya de paso pizza, por favor.
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