La que baila mal en los bares y no vende sus ganas a cualquiera.
Yo.
Soy la melancolía de un pañuelo de despedidas y potencia en los ventrículos.
¿Quién sino?
La pereza de los lunes y el dolor de pies de los sábados.
Soy hiato y prosa mala.
Ma-rí-a.
Encantadora y perdona-vidas según mi padre.
Maremoto de palabras varias.
Vorágine.
¿Tiempo al tiempo? Que le jodan a eso. Los minutos se me escapan como el agua entre los dedos. Me niego a cederle más leña al fuego. Total, nos acabamos quemando.
Solo queda tantear en vagos cuerpos algo que no existe. Solo queda intentar (ser) en brazos agarrotados de deseo.
Solo queda dejarme caer en las esquinas. Llenar los vasos un poquito más de la cuenta. Ponerme el carmín más rojo. Masticar los chicles a deshora. Esquivar como una víbora.
Decir que soy mía y no de nadie. Pero que solo con un cuerpo haría una sinfonía (desafinada).
Ya está la angustia llamando a la puerta. El desamparo inunda con egoísmo todo mi cuerpo.
Poseer no es la palabra. Sentir es lo que quiero.
¿Quién sino?
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