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Guerras

Escribir para que las palabras se mezclen con la noche en una velada extraordinaria y me sienta la princesa de mi papel arrugado. Ser sutil, seca, en activa o en pasiva, que el bolígrafo escupa tinta sin tregua.
Todos en sus posiciones.
Yo dividida en dos bandos: mis tormentos vestidos de realidad y mi fuerza disfrazada de dama.
¿Preparados? O aún sin estarlo...
Apunten, fuego.
Armas luchando con mis ganas arrinconadas, aprieto la mano contra la mesa buscando paz. Disparan y no me percato porque tanto ruido provoca sordera. Hay ruinas y daños superficiales; vacilo en lo que pongo, lo tacho, lo coloco otra vez con flechas. Otro atentado contra mi cuerpo que no consigue matar a mis esperanzas. Se me acelera el corazón y corre que se las pela. "Morir por un infarto poético o quizá narrativo. ¿Creíble? Lo dudo". Garabateo y por fin surge algo y aparezco en un mundo ideal, sola. Alrededor de mí se levanta un pesado búnker. Quizá ahí es donde termino siempre enredada, me olvido de los problemas, floto sin tocar el suelo y respiro por inercia. En mi nube. ¿Locura o cordura a mi manera? Es posible que tanto la una como la otra estén muertas en el campo de batalla y sea imposible calificarme como persona.

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