"a vosotros pecadores como yo, que me avergüenzo de los palos que no me han dado, señoritos de nacimiento por mala conciencia escritores de poesía social."- Jaime Gil de Biedma. Cuando me necesito no estoy. Cierro el corazón y me arropo con mi desnudez. No opto por acariciar a la fiera que me araña con una sonrisa de mentirijilla. No hago las paces con mi áspero antagonismo porque creo que no soy yo la que me duelo. Pues he de aclarar que: sí, soy yo, yo me duelo. Por mucho que cueste hacerse a la idea. Descanso en mí misma como si fuese esa vieja amiga que nunca te traiciona mientras me excuso hasta por respirar. "Oye mira que...nada." Me acaricio la piel fresca como si no me hubiese querido mal. Como si mis dedos no fuesen cómplices de auto-estropicios. Y lo siento pero los hundo en mi tersa blancura como intentando disculparme con gesto de madre. "Oye que..." En ocasiones me encuentro en el espejo y María y su proyecci...